La Naturaleza tiene mucho que contar a todo aquel que sabe comprenderla. Interpretar el mensaje que cada roca, árbol, animal, arroyo o lago patagónico esconde devela el secreto de una trama ecológica fascinante.
Modificar un ambiente natural incorporando especies animales o vegetales provenientes de otro, puede generar graves consecuencias ecológicas.
Mucho se ha hablado de la supuesta antinomia entre especies nativas o autóctonas (originarias del lugar) y exóticas (provenientes de otro y adaptadas exitosamente al nuevo ambiente).
En la Patagonia argentina existen muchos ejemplos al respecto, ya se trate de especies animales o vegetales. En el primer caso, ciervos colorados, jabalíes, liebres y truchas, entre otros, han sido introducidos por diversas razones, logrando rápidamente adaptarse.
Tenga en cuenta que toda especie necesita de tres elementos para subsistir: comida, agua y refugio. Al plantearse una competencia por dichos recursos, la adaptación de los exóticos implica un retroceso de los autóctonos, y en algunos casos directamente su extinción. Por caso, el ciervo europeo desplazó casi fatalmente al pudú, ciervo regional de 40 cm. de alzada, logrando casi hacerlo desaparecer, al igual que al huemul (otro cérvido patagónico).
Lo mismo sucedió con la rápida adaptación al medio de la liebre europea, en detrimento de la patagónica mara.
No sólo se trata de un problema de competencia. En algunos casos, la alteración que provocan en los ecosistemas las especies introducidas deriva en insospechadas consecuencias ecológicas; tal el caso de la incontrolable dispersión del conejo y el más emblemático problema de los castores en Tierra del Fuego, que al construir sus diques anegan vastas zonas destruyendo el natural bosque de lengas.
Los pinos contra todos
Con relación a la flora, sepa que los lupinos, las retamas y la rosa mosqueta son exóticos. Sin embargo, es con los pinos destinados a aprovechamiento forestal que se genera el mayor cuestionamiento, ya que se insiste en aspectos negativos como que acidifica el suelo (sus acículas aumentan el PH de la tierra) aún sin que éstos hayan sido comprobados totalmente.
¿Por qué se reforesta con pinos? Muy fácil: razones económicas. Cualquier especie nativa requiere entre tres a cuatro décadas para generar un producto maderable comercialmente...y los pinos en quince años ya se pueden aserrar.
El tema es complejo, porque si bien desde el punto de vista conservacionista reemplazar un bosque nativo por un implantado resulta ?justificadamente- un despropósito, forestar con pinos una zona esteparia de bajo régimen de lluvias y sin bosque autóctono debería comprenderse como una justa medida de aprovechamiento racional de los recursos.
Quizás la supuesta antinomia ?autóctono versus exótico? no sea tal, y sólo se trate de entender que también la economía juega un rol preponderante en la conservación de la naturaleza. Después de todo, en San Martín de los Andes una de las dos carreras universitarias que dicta la Universidad Nacional del Comahue es la de técnico forestal.
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